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sábado, 2 de noviembre de 2013

INICIARSE EN EL MTB VI (Las Bajadas)



LAS BAJADAS
Tal y como terminé diciendo en la entrega anterior, ahora le toca el turno a las bajadas, por lo que ponte cómodo y sigue leyendo.
El Mountain Bike no se puede concebir sin las bajadas. Cualquiera que monte en bici de montaña sabrá que después de una dura subida, espera el dulce caramelo de la bajada. Pero como todo en la vida cualquier nueva especialidad requiere aprendizaje, y el deslizarse con soltura y fluidez por una bajada de tierra llena de obstáculos, en lugar de hacerlo por una lisa carretera de asfalto, requiere que el aficionado aprenda a controlar a su bici y aprender una serie de conceptos técnicos para que una bajada, en lugar de ser un suplicio, o algo que se tema hacer, llegue a ser algo placentero y que encima divierta.
El sentir respeto por una determinada bajada o por todas, ya sea un sendero estrecho lleno de piedras, raíces y demás accidentes geológicos, o un rápido descenso de tierra lisa y apisonada, es algo totalmente lógico y comprensible para aquellas personas que se enfrentan a una bajada en bici de montaña por primera vez, además de ser una respuesta totalmente normal propia del subconsciente de la persona. Parafraseando a lo que decía Calderón de la Barca (creo) aquello de que: “Nada es verdad y nada es mentira, que todo es del color del cristal con que se mira”, los descensos, sean del tipo que sean, pueden ser un auténtico patio de recreo para algunos y una terrorífica experiencia para otros. Sin embargo solo es cuestión de seguir, y tener claros, una serie de conceptos que si se respetan, antes de lo que se piensa aquella bajada que siempre se nos atragantaba, la podremos realizar de una forma segura y divertida, y lo que es más importante, sin desparramarnos por el suelo.

APRENDER A LEER EL TERRENO
Esto que puede parecer tan difícil al principio, es fundamental para salir airosos de cualquier bajada. Una de las primeras cosas que tenemos que aprender es a saber elegir una trazada que sea lo menos complicada posible. Esa trazada ideal, evidentemente, no es igual en todos los caminos, ni es igual para todos los ciclistas, ya que depende de la inclinación del sendero, los obstáculos que haya, el tipo de éstos obstáculos (no es lo mismo deslizarse cuesta abajo por un sendero cuyo firme este plagado de raíces, que por otro cuya principal dificultad sea la tierra suelta depositada en él) y la condición física del biker en ese momento, o su habilidad técnica. Es muy importante entrenar la capacidad que el cuerpo tiene para anticiparse a los obstáculos que se presentarán en una bajada, por eso es recomendable chupar rueda cantidad. Es decir, es una muy buena idea el salir con gente que ya sepa desenvolverse bien en las bajadas, y fijarse en como solventan los diferentes obstáculos que se presenten. Evidentemente lo que no se puede hacer es lanzarse sin control por un camino cuesta abajo, ya que lo más seguro es que acabemos yendo a un selecto club social (Hospital) y en algunos casos con limusina y todo (Ambulancia).
Una forma muy buena de aprender a leer el terreno, y como consecuencia elegir la trazada idónea, es ir encima de la bici en “relajada tensión”. Exactamente ¿qué significa eso de la relajada tensión? Pues no es más que dominar la bici en todo momento, dejando que los brazos y las piernas actúen como si de suspensiones se tratasen, pero a la vez no dejando que los baches nos echen fuera del sendero o la trazada. Los giros del manillar deberán ser suaves siempre, aunque es mucho mejor guiar a la bici con las caderas, la parte interna de los muslos, apoyándolos contra el sillín, y los hombros, inclinando éstos de forma que obliguemos a la bici a ir hacia donde queremos. También es muy importante aprender a frenar de forma eficaz en una bajada. El freno, en éstas circunstancias, puede ser nuestro mejor aliado o nuestro peor enemigo, y jamás se usará de forma violenta. En otras palabras: Los derrapajes y bloqueos de rueda no son nada recomendables si queremos bajar con control, de lo contrario es la forma más sencilla de irnos al suelo, ya que al bloquear las ruedas, éstas dejarán de rodar y lo que harán es deslizarse sin control sobre el suelo, y teniendo siempre en cuenta que si la que derrapa es la rueda delantera, en un porcentaje muy alto (por encima del 90 %) terminaremos yéndonos al suelo con las consecuencias que eso trae. 
Por lo tanto, el uso de los frenos estará casi reservado a la frenada sutil pero firme, para corregir posibles variaciones en la trazada que llevemos en la bajada que estemos realizando, y siempre usaremos el freno trasero más que el delantero. Ya que es mucho más fácil corregir un derrapaje de la rueda trasera, que uno en la rueda delantera.

CONTROLANDO LA POSICIÓN
La posición encima de la bici es otra de las cosas que se deberá aprender a controlar para disfrutar de las bajadas. Hay que aprender a no ir rígido en la bici, de lo contrario los músculos de los antebrazos y brazos se colapsaran, además al llevar los brazos en permanente tensión, las vibraciones de la rueda delantera se transmitirán a los hombros y la cabeza, haciendo que ésta última vibre de forma exagerada reduciendo, nuestra capacidad visual, incluso aunque llevemos la mejor suspensión en la bici. Como consecuencia de ello es muy probable que algún elemento de la bajada, como una raíz, roca o surco en el camino, nos pasen desapercibidos, con las consecuencias nefastas que eso puede llegar a tener si nos encontramos con ellos al no verlos.
La posición encima de la bici, también hay que modificarla con respecto a la posición de pedaleo sobre terreno llano. Si la bajada no es muy pronunciada, bastará con adoptar una postura similar a la que se ve en la foto de la derecha. Si se observa la foto, se puede ver que la cara interna de los muslos están sujetando el sillín, a la vez que esa posición retrasa y baja ligeramente el centro de gravedad. Actuando de ésta forma, el control que obtendremos sobre la bici será total en éste tipo de bajadas.
De lo contrario, si la bajada es muy pronunciada deberemos levantarnos aún más sobre los pedales, y retrasar el culo lo suficiente como para que la bici sea más estable, tal y como se puede ver en la foto de la izquierda. Con esa posición, se consigue bajar más el centro de gravedad y cargar más peso sobre el eje trasero. Dicho de otro modo: De lo que se trata es de variar el centro de gravedad lo necesario, para que éste se retrase y se acerque al suelo lo justo para evitar, que en caso de caída, salgamos disparados hacia delante por encima del manillar. Lo que se conoce vulgarmente (en el mundo de la moto) salir por orejas.
Sin embargo no hay que exagerar mucho ésta posición, ya que al echar el cuerpo hacia atrás, perderemos algo de adherencia en la rueda delantera, con lo cual, y ante un posible cambio de trazada, si vamos retrasados de forma exagerada, nos podemos quedar sin dirección en la bici, y eso es perfecto para darnos el costalazo. En todo caso, y dependiendo de la inclinación de la bajada, la experiencia que vayamos adquiriendo y el sentido común, nos dirán cuanto tendremos que retrasar el cuerpo ante una determinada pendiente.
Si el descenso no es muy inclinado y el terreno lo permite, podremos mantener la posición de sentado, pero mi experiencia me dice que aunque el descenso no sea complicado, es mejor bajarlo manteniendo la posición de levantado sobre los pedales, de ésta forma podremos realizar la bajada con más control y con mayor velocidad, y podremos variar la trazada de la bici de una forma más eficaz.





CON VISTA Y VELOCIDAD
La forma de “ver” la bajada es otra de las capacidades que habrá que entrenar para que la experiencia de deslizarse cuesta abajo encima de la bici sea algo divertido. Por tanto, la mirada tiene que ir anticipándose a la próxima zona de referencia de la bajada, para elegir la trazada adecuada. Deberemos acostumbrarnos a ir mirando a unos 6 u 8 metros por delante de la rueda delantera, de ésta forma podremos anticiparnos a cualquier obstáculo que haya en la trazada, virando o aplicando los frenos para conseguir salir airosos del lance. También es recomendable que nuestra velocidad de descenso no sea demasiado lenta, aunque tampoco deberá ser tan elevada que nos descontrolemos a la primera de cambio. Si vamos bajando con una velocidad demasiado lenta, lo más probable es que nos vayamos comiendo todos los obstáculos de la bajada, es decir, las ruedas se meterán en todos los hoyos, regueros y tropezarán con todas las piedras y raíces del camino, provocando que en algunos de esos encuentros acabemos en el duro suelo. Lo ideal es buscar el compromiso de velocidad, adaptada al descenso que se esté haciendo.
Aunque todo esto puede parecer muy difícil de asimilar al principio, muchas de las capacidades necesarias para afrontar una bajada con seguridad, se realizan de forma automática una vez que hayamos cogido la destreza necesaria encima de la bici. Con esto quiero decir que la mejor manera de entrenar esas capacidades, es la de montar en bici. La experiencia acumulada a lo largo del tiempo encima de la bici, es la única garantía de poder afrontar cosas y retos que antes nos parecían imposibles. No hay fórmulas mágicas para aprender a bajar con soltura y rapidez, de una forma rápida. Por otro lado no sería la primera vez que un biker novato ante una determinada bajada dijera que no iba a conseguir hacerla nunca, y sin embargo si ese mismo biker ha sido contante, pasados unos meses, no solo ya es capaz de bajar por donde antes le parecía imposible, sino que encima se divierte.

RESUMIENDO PARA TERMINAR
De todo esto podemos deducir que la práctica es el único método eficaz para afrontar las bajadas con garantías de éxito, por lo tanto y haciendo un resumen:
  1. Al principio hay que enfrentarse a bajadas de poca entidad para aprender a controlar la posición encima de la bici, es decir, poder ponernos de pie sobre los pedales, variar el centro de gravedad cambiando la posición del cuerpo y haciendo que los brazos y las piernas sirvan de amortiguadores a las irregularidades del terreno.
  2. Deberemos aprender a llevar la vista por delante de la bici lo suficiente, como para poder anticiparse ante cualquier eventualidad que nos surja.
  3. Si aprendemos a visualizar la bajada y anticiparse a los obstáculos que ésta tenga, podremos elegir la trazada más adecuada para descender con seguridad y rapidez por cualquier bajada.
  4. Evitaremos llevar una velocidad demasiado rápida o demasiado lenta al principio. Hay que intentar bajar con cierta soltura pero controlando en todo momento nuestra velocidad de descenso.
  5. En la medida de lo posible, evitar usar el freno delantero. Es mejor controlar el descenso de la bici usando el freno trasero, ayudándonos con sutiles cambios de peso del cuerpo, e intentar evitar el bloqueo de las ruedas. Eso sí, si hay que usar el freno se usa que para eso está.
  6. Por supuesto que bajo ningún concepto, se realizará una bajada sin llevar elementos protectores como el casco y los guantes, salvo que no tengas demasiado aprecio a tu integridad física.
  7. Por último, y no por ello menos importante, se trata de disfrutar encima de la bici. Si no se disfruta cuando se esté haciendo una bajada, es que no se está haciendo bien. Además, todos los días no son iguales. La bajada que la semana pasada se hizo sin novedad, hoy no estamos tan finos y no nos atrevemos con ella. No pasa nada, otra vez será, se hace otro día y listos, que no tenemos que demostrar nada a nadie, ni siquiera a nosotros mismos.
Lógicamente todo esto es algo que no se va a conseguir enseguida, o a la primera. Lo único que hay que tener es constancia, paciencia y tratar de adaptarse lo mejor que se pueda a los cambiantes trazados de un descenso. Si se usa la cabeza (y no precisamente contra el suelo), y se es constante, lo más probable es que un buen día nos llevemos la sorpresa al descubrir que aquella bajada que un día nos parecía imposible de realizar, ahora somos capaces de bajarla con soltura y seguridad. Y lo más importante, nos divertiremos bajando por ella. Eso nos dará la suficiente confianza en nosotros mismos, como para afrontar otros retos.

En la entrada siguiente, que será la última de ésta serie, hablaré de una de las disciplinas que a mi más me llama la atención, más me atrae y más me gusta de éste completo y bonito deporte que es el MTB. Me estoy refiriendo a lo que los americanos llaman "Single Track", que viene a significar algo así como Sendero Estrecho. Hasta la próxima.

Ángel Tejedor
Un aficionado a la bici de montaña

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